La ciencia requiere sacrificio. Esta máxima no es nueva y nuestros contemporáneos la consideran con una ligera ironía. ¿Qué son las víctimas? La actividad científica actual es uno de los tipos de negocios. Los científicos rusos, principalmente jóvenes, están siendo atraídos a la próspera América a la primera señal de talento. Para cierta satisfacción del orgullo nacional, aún quedan personas con talento a las que el dólar arshin deja indiferentes. Sergey Vyacheslavovich Savelyev está clasificado en esta categoría.
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Observaciones de niños
El camino hacia el reconocimiento siempre ha sido y sigue siendo difícil. Para obtener el resultado, haciendo una investigación básica, un verdadero científico descuida las alegrías terrenales habituales. Y es bueno cuando el experimento conjunto se completa positivamente. Pero si el resultado es negativo, entonces el científico perdedor hace que los demás sientan pena. La biografía de Sergey Savelyev se puede evaluar de diferentes maneras. Por un lado, es conocido como un especialista exitoso. Un experto autorizado en el mundo científico. Se citan sus obras, se citan las conclusiones.
Las personas que no tienen la oportunidad de "abandonar" de Rusia, es agradable darse cuenta de que el famoso científico está en las filas de los compatriotas. Un especialista que conoce el cerebro humano, si no todo, entonces mucho. Sergey Saveliev nació el 7 de marzo de 1959 en Moscú. El único hijo en la familia. Al mismo tiempo, tuvo que comunicarse con "un montón" de primos. Desde temprana edad, observando el comportamiento de sus parientes y cómo vive cada uno de ellos, comenzó a pensar en las razones que impulsan a una persona a ciertas acciones.
En la escuela secundaria, Sergei estudió bien. Sin pensar en su futura carrera, el niño llegó a una conclusión muy concreta: cuanto más fuerte era físicamente el estudiante, peor estudiaba. Para un representante de la raza humana era mucho más fácil tomar dinero de los débiles que ganarlo. Tales observaciones no molestaron particularmente a Savelyev, pero tampoco trajeron alegría. Más tarde, se dio cuenta de que un científico debería comportarse de manera tan imparcial, explorando los procesos que tienen lugar en la naturaleza y la sociedad. Amigos en la calle lo consideraban un excéntrico, pero no lo ofendieron.