El conflicto entre Rusia y Georgia es de naturaleza política: no hay intentos obvios de apoderarse del territorio de un vecino o establecer un gobierno controlado en el país. En tales casos, solo una pequeña parte de las causas que causan consecuencias visibles es accesible al público en general. Por lo tanto, objetivamente, solo podemos hablar sobre la cronología de los eventos, y solo tenemos que hacer suposiciones sobre las fuerzas impulsoras.
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Las raíces visibles del problema interestatal que condujo en 2008 a la guerra de cinco días entre Rusia y Georgia se encuentran en el conflicto interno de Georgia. La estructura de este país incluye tres repúblicas (Abjasia, Adjara y Osetia del Sur), que tienen sus propios gobiernos. Durante el colapso de la Unión Soviética, también reclamaron una independencia mucho mayor, hasta el derecho de crear un estado separado o ingresar a la Federación Rusa.
A fines del siglo pasado, todo esto condujo a guerras locales entre el gobierno central, Osetia del Sur y Abjasia. Los levantamientos se extinguieron a través de la mediación rusa, y se desplegaron fuerzas armadas de paz rusas para evitar la repetición de las hostilidades en las zonas de conflicto. Se celebraron varios acuerdos entre la Federación de Rusia y Georgia, estableciendo el estado de tales pacificadores y estipulando la participación de Rusia en la restauración de las repúblicas.
Sin embargo, esto no condujo a una solución política de la confrontación entre las autoridades centrales y republicanas, sino que solo preservó las contradicciones. Por ejemplo, Osetia del Sur y Abjasia no participaron en las elecciones presidenciales en Georgia. Con la llegada al poder de Mikheil Saakashvili, los conflictos volvieron a entrar en la fase militar, pero ahora los soldados rusos estacionados allí también han sido atacados.
El 7 de agosto de 2008, las tropas georgianas atacaron Tsjinvali, la principal ciudad de Osetia del Sur, como resultado de lo cual murieron las fuerzas de paz además de los residentes locales. En respuesta, Rusia comenzó operaciones militares "forzando la paz" en Georgia, que duraron cinco días y terminaron en la derrota de Georgia. Después de eso, la Federación Rusa reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y concluyó acuerdos interestatales con ellos, lo que debería proporcionarles apoyo militar en caso de un ataque repetido por parte del ejército georgiano.
Todo esto llevó a la confrontación entre Rusia y Georgia en una variedad de áreas, desde la prohibición de importar Borjomi a la Federación Rusa y el endurecimiento del régimen de visas, hasta el bloqueo de la entrada de Georgia en la Organización Mundial del Comercio.