La sociedad moderna se caracteriza por una pérdida de espiritualidad, la humanidad está rancia, pierde conceptos tan importantes como la misericordia, da preferencia a la crueldad, el egoísmo y cree fielmente que de esta manera está protegida de la debilidad y la vulnerabilidad. Y solo unos pocos continúan orando por la salud, a menudo sin tener idea del significado de tales oraciones.
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El clero cree sagradamente que la oración fortalece el espíritu de una persona, lo hace más tolerante, más humano, lo acerca al Señor y lo tranquiliza, dando la esperanza de que sus oraciones sean escuchadas, los deseos se cumplan, la vida será más fácil y más comprensible. Los monjes ofrecen oraciones día y noche, pidiendo salud, fe, paz y todo lo mejor para toda la humanidad. La gente del pueblo simple viene a las iglesias, a menudo solo cuando necesitan ayuda y protección, piden orar por ellos y sus seres queridos, poner velas y ordenar oraciones. Pero pocos de ellos piensan y se dan cuenta del significado de varias oraciones y otros sacramentos cristianos.
La importancia de la oración cristiana de salud
Contrariamente a la creencia popular de que la oración por la salud se lee solo sobre aquellos que están enfermos, se puede leer y se puede mencionar a cualquier persona, independientemente del estado de su salud. Esta oración protege no solo de dolencias físicas, sino también del agotamiento moral y moral y la devastación de la personalidad de una persona. Su fuerza espiritual, según los cánones ortodoxos, es considerada una de las más vivificantes e inflexibles. Los asistentes al templo incluso aconsejan a sus enemigos, que solo traen sufrimiento, que pidan salud al Señor.
Hay muchos hechos de que la oración por la salud, leída en los iconos con los rostros de los santos, realmente alivió a los enfermos, ayudó a superar incluso las enfermedades más terribles o incurables, según los médicos. Pero es imposible leerlo "en una hoja de papel"; la oración debe venir del alma, del corazón de la persona que reza, para ser sincero y honesto. Además, la bendición del Señor condesciende no solo a quien pide la oración, sino también a sí mismo.