Julita (en la tradición católica de Julita) y su hijo Kirik perecieron por su fe alrededor del año 305 d.C. durante la persecución del cristianismo bajo el emperador romano Diocleciano. La Iglesia Ortodoxa honra su memoria el 28 de julio, la católica el 15 de julio.
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Siendo una seguidora de la religión cristiana, una joven viuda de origen noble, Ulita, temiendo la persecución por su fe, abandonó su hogar, propiedad y, junto con su hijo de tres años, escapó, acompañada por dos esclavos. Los eventos tuvieron lugar en el territorio de la Turquía moderna. Desde Iconium (tour. Konya), Ulita se mudó a Tarso (ahora Tarso), donde comenzó a vivir como una mendiga errante. Pero una vez que fue reconocida y llevada a la corte ante el gobernante de la ciudad, Alexander. En el juicio, ella reafirmó su devoción a la fe cristiana. Luego se llevaron a su hijo y lo azotaron. Kirik no pudo soportar el sufrimiento de su madre. Al principio lloró, y luego comenzó a correr hacia Julita, declarando que él también era cristiano. Enfurecido, Alexander arrojó al niño fuera de la plataforma de piedra y se estrelló hasta la muerte.
La élite fue sometida a un terrible tormento. Su cuerpo fue raspado con dientes de hierro, y sus heridas fueron vertidas con resina hirviendo. Entonces su cabeza fue cortada. Los cuerpos de Kirik y Ulith, expulsados de la ciudad, enterraron secretamente a los esclavos.
Hay dos versiones sobre la adquisición de las reliquias de los mártires. Según uno de ellos, el esclavo que enterró a Kirik y Ulita señaló al emperador Constantino I el Grande, quien proclamó la libertad de religión, en el lugar de su entierro. Ordenó que los restos fueran transferidos a Constantinopla, que convirtió en la capital del imperio. Allí, en honor a los mártires, se fundó un monasterio. Según otra versión, el obispo de Amur, en Osur, habiendo adquirido reliquias en Antioquía, las transfirió a Auxerre.
En la tradición popular rusa, el día de Kirik y Ulita se considera la mitad del verano. Las mujeres honran a la Madre Ulita como su intercesora, y en este día se supone que deben descansar bien. Es mejor no ir a Kirik y Ulitu en el campo, ya que hay poder impuro caminando allí ese día y puede haber un mal presagio.
Sin embargo, el tiempo debe gastarse con beneficio, prestando atención a los niños, a quienes es hora de acostumbrarse al trabajo. Kirik y Ulita son especialmente venerados por los Viejos Creyentes, quienes son muy conscientes de lo que es la persecución por la fe.