La escala musical europea moderna tiene sus raíces en la era del Imperio Bizantino. En ese momento, ya se usaba una escala musical similar a la ahora conocida. La comprensión de las notas se basó en el tono, y en un trabajo musical grabado de varias notas, el siguiente podría ser más alto o más bajo que el anterior.
Además del sistema bizantino de notación musical, se utilizó el sistema propuesto por el antiguo filósofo romano Boecio en el siglo VI d. C. En él, las notas se denotaban con letras latinas de A a G.
Los egipcios, griegos, romanos y otras naciones hicieron una cierta contribución al desarrollo del sistema de notación para notas.
El antiguo filósofo griego Pitágoras estudió varios aspectos de la teoría de la música, en particular la naturaleza matemática de la armonía y la escala musical. Sabía, por ejemplo, que el tono de una nota está relacionado con la longitud de la cuerda que toca y cuál es su relación. Si acorta la cuerda a la mitad, obtendrá un sonido una octava más alto.
Los egipcios y los babilonios utilizaron diferentes formas de notación para las notas musicales. Se han conservado sus registros sobre cómo afinar las liras y cómo tocar con ciertas cuerdas. Sin embargo, solo quedaron fragmentos documentales insignificantes de esa época y, por lo tanto, es imposible compilar una imagen completa del sistema musical de la época.
Primera pieza musical grabada
El primer ejemplo de una obra musical totalmente grabada, es decir, las palabras de una canción y su notación musical, se remonta a la era de la antigua Grecia. El método utilizado en él es diferente del sistema moderno. Esta pieza musical se llama El Epitafio de Seikilos. La inscripción fue encontrada en una tumba antigua en Turquía, y data del siglo I DC.