Muchos fotógrafos se posicionan como artistas. Sebastian Salgado tomó la cámara por otros motivos. Él habla sobre los eventos que tienen lugar en el planeta Tierra usando no palabras y letras, sino fotografías.
Infancia y juventud
Para la felicidad, nuestro planeta está mal equipado. La gente sincera y honesta no puede aceptar esta situación. Sebastian Salgado se interesó por la fotografía tarde. Para entonces tenía 30 años. Recibió una educación brillante y trabajó en una de las divisiones del Banco Mundial. Como parte de sus deberes laborales, tuvo que visitar diferentes países y continentes. Cuando el economista vio las huellas que dejan las empresas europeas y americanas en África, decidió renunciar a su prestigiosa profesión y hacer fotoperiodismo.
El futuro fotoperiodista nació el 8 de febrero de 1944 en la familia de un agricultor brasileño. Los padres vivían en una hacienda en un área remota de Minas Gerais. El padre se dedicaba a la cría y cría de ganado. Madre trabajaba como veterinaria. Sebastián desde temprana edad se preparó para las dificultades de una vida independiente. Estudió bien en la escuela. Se distinguió por la diligencia y el buen comportamiento. Defendió su maestría en economía en la famosa Universidad de São Paulo. Un graduado fue contratado por una empresa internacional que producía y suministraba café.
Actividad creativa
Después de que Salgado eligió la cámara como su herramienta principal, su estilo de vida cambió notablemente. Al principio, puso en primer lugar informes políticos y críticas de noticias. Después de algún tiempo, el trabajo del fotoperiodista se traslada a la esfera de los problemas sociales. Un niño agotado por la desnutrición sistemática aparece en las fotografías. Una persona discapacitada que lleva un enorme frasco de agua. Casa en ruinas en la que se acurruca una gran familia. En 1986, se publicó su primer libro, Other America, que incluía cincuenta fotografías en blanco y negro.
A mediados de los años 80, Salgado comenzó a colaborar sistemáticamente con la organización Médicos sin Fronteras. Pasó casi un año y medio en la región desértica del Sahel en el noreste de África. Aquí, más de un millón de personas han muerto de desnutrición y enfermedades. Su proyecto fotográfico Sahel: A Man in Need le dio a Sebastian fama mundial. Los políticos de los países desarrollados comenzaron a prestar atención a su trabajo. El reportero gráfico dedicó mucho tiempo a los problemas de la migración internacional y la situación desesperada de los trabajadores que realizan trabajos físicos pesados.