Lo primero que recibe una persona después de su nacimiento o incluso antes es un nombre. A medida que crecen, el niño crece y se desarrolla, convirtiéndose en un miembro independiente de la sociedad, y el nombre permanece con él. No es de extrañar que las personas valoren sus nombres.
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Los psicólogos han descubierto que nada da tanto placer a una persona como el sonido de su propio nombre. Por lo tanto, si quieres arruinar rápidamente tu relación con alguien, llámalo desconocido un par de veces y tienes el éxito garantizado. ¿De dónde viene esta actitud hacia tu nombre? ¿Por qué una persona trata de corregir inmediatamente al interlocutor si se pronuncia incorrectamente? La respuesta está en la psicología: cuando una persona nace, constantemente escucha su nombre de los labios de sus padres. Poco a poco, comienza a responder y se da cuenta de que se están volviendo hacia él. Durante los largos años de su vida con su propio nombre, una persona se acostumbra tanto a él que comienza a considerarlo parte de sí mismo. Es a partir de aquí que surge tal apego al sonido de esta apelación. Además, el nombre lo dan los padres que lo han elegido durante mucho tiempo, pensando si se adaptará al futuro bebé. Por lo tanto, el uso de un nombre también es una parte determinada de la manifestación de respeto por los padres, los nombres transmitidos según la tradición juegan un papel completamente diferente. La mayoría de las veces esto ocurre en la línea masculina, donde el hijo recibe el nombre de su abuelo o padre. En este caso, es una especie de símbolo de continuidad y procreación. Los nombres son estudiados por antroponimia. En la antigüedad, los científicos y pensadores notaron una conexión entre el nombre de una persona y su destino. Desde entonces, se cree que la vida de un niño se formará de una forma u otra, dependiendo del nombre que le hayan otorgado sus padres. Por lo tanto, la selección de un nombre debe abordarse de manera muy responsable. Algunas personas no están contentas con los nombres que se les dieron al nacer. Tienen la oportunidad de cambiarlo al nacer a cualquier otro. En este caso, se debe tener en cuenta el significado y la fuerza del nuevo nombre. Ha habido momentos en que una persona que cambió su nombre comenzó una vida completamente nueva.