La cuestión de sentar a los estudiantes en sus escritorios debe ser decidida por cada maestro. Esto es de particular importancia en los grados de primaria, en primer lugar, en relación con los alumnos de primer grado que simplemente están "aprendiendo a aprender" y no saben cómo controlar su atención y su comportamiento.
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Al sentar a los estudiantes en el aula, el maestro guía varios criterios. El físico es de cierta importancia, porque si un estudiante se sienta frente a un niño pequeño, mucho más alto que él, la pizarra no será visible para el estudiante. En algunos casos, el estado de salud es un factor decisivo: un niño con discapacidad visual debe plantarse más cerca de la pizarra. Pero en la mayoría de los casos, el maestro confía en las características psicológicas de los niños.
Ojo principal y oreja principal
Una de las características individuales de una persona está asociada con la asimetría de los hemisferios cerebrales. En algunas personas, el hemisferio principal es el derecho, en otros, el izquierdo. Una persona con un hemisferio derecho principal no siempre es zurdo, pero en la mayoría de los casos el hemisferio principal define el ojo principal y el oído principal.
Un maestro psicológicamente competente siempre tiene en cuenta estas características de los niños cuando los instala en sus escritorios, especialmente cuando se trata de estudiantes de primer grado. De hecho, los niños de siete años aún no han formado una atención arbitraria, y si pones a un niño con un ojo izquierdo en la ventana ubicada a su izquierda, no mirará a la pizarra, sino a la ventana. Un alumno de primer grado con una oreja derecha principal, sentada contra la pared ubicada a la derecha, escuchará más lo que sucede detrás de ella que las palabras del maestro.
Los niños deben estar sentados de manera que los sentidos principales estén de frente al maestro y al pizarrón. Los niños están orientados principalmente por el ojo principal y las niñas, por el oído principal.
El maestro puede diagnosticar estas características con la ayuda de pruebas simples que ofrece a los niños en forma de juego: "mirar a través del catalejo", "poner el reloj en el escritorio y escuchar cómo funciona". Los niños involuntariamente "traen" un telescopio imaginario al ojo principal e inclinan el oído principal al reloj imaginario o real.