El conocido trabajo de "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carroll dio a los lectores muchos personajes divertidos e interesantes, uno de los cuales es el gato de Cheshire. Los hechos que llevaron al escritor a crear un héroe tan extravagante merecen especial atención.
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El gato de Cheshire, como lo creó Carroll, es un encantador héroe sonriente, capaz de teletransportarse, disolverse en el aire, dejando solo una sonrisa. Le encanta filosofar y, a veces, es demasiado aburrido, lo que irrita mucho al personaje principal de la historia: la niña Alice.
Curiosamente, la definición de "Cheshire" proviene del nombre del condado "Cheshire" o "Cherstishir", cuyo nativo era el propio Lewis. La primera versión del libro "Alicia en el país de las maravillas" no contenía el personaje Gato de Cheshire. Lewis Carroll escribió este héroe encantador en su historia en 1865. ¿Por qué se le ocurrió al escritor la imagen del gato de Cheshire, y no un león, un loro o, por ejemplo, un cerdo?
El hecho es que el dicho "Sonríe como un gato de Cheshire" era popular en Cheshire mucho antes de la aparición de la novela de Lewis. Según una versión, apareció gracias a un pintor local, o más bien, sus creaciones coloridas en tabletas de madera sobre las puertas de las tabernas. Según fuentes primarias, no pintó gatos, sino leones sonrientes o leopardos, pero la población local, que no había visto animales depredadores, asociaba estos dibujos con mascotas.
Se considera que la segunda versión de la apariencia del gato de Cheshire es la que cuenta sobre los famosos quesos de Cheshire, que recuerdan su aparición con un gato sonriente. Estos quesos se conocen desde hace más de 9 siglos.
Hay otras explicaciones menos populares para la aparición de un personaje inusual. Uno de ellos dice que hubo una broma entre la gente, como si incluso los gatos se hubieran reído sarcásticamente del alto rango del pequeño condado de Cheshire. Otra creencia habla de un estricto guardabosques del condado que sonrió brutalmente, atrapó a otro cazador furtivo y, al parecer, recordó un poco a los lugareños de un gato.
Lewis Carroll dotó a su gato de Cheshire de la capacidad de desaparecer por analogía con la leyenda de su hermano, el fantasma del gato Congleton. Este último vivía en la abadía, pero un día desapareció repentinamente, después de lo cual también apareció de repente en el umbral del cuidador y después de un minuto se derritió en el aire. Los ministros locales afirmaron que más tarde habían visto repetidamente al fantasma del gato Congleton.
Cualquiera que sea la historia del origen del personaje de Cheshire Cat en la novela de Carroll, ha ganado una inmensa popularidad entre los diferentes pueblos del mundo y ha deleitado a los lectores con su sonrisa sarcástica durante varios siglos.