De acuerdo con los fundamentos establecidos, los ortodoxos respetan a los fallecidos y todo lo que queda tras ellos. A este respecto, ¿a menudo hay un malentendido acerca de si es posible usar cosas después de una persona muerta? Comprender la situación puede ayudar a la opinión del sacerdote.
Opinión del arcipreste Alexander Dokolin, rector de las iglesias del Patriarcado de Moscú
En la ortodoxia, se cree que todo lo bueno que vivió en una persona durante su vida, después de su muerte, continúa viviendo en sus cosas. Este es un legado que en ningún caso debe ser enterrado y, además, simplemente quemado o desechado. Y usar cosas después de una persona muerta significa apreciar la memoria de él y mostrar respeto. No sin razón han sido durante mucho tiempo ropa y joyas, e incluso las reliquias que quedaron después de la partida de los santos, permanecieron en la preservación de la Iglesia.
Otra cosa es cuando las cosas del difunto se convierten en tema de disputa entre parientes, cada uno de los cuales busca convertirse en el único heredero. La ropa y los objetos de valor del difunto no deben convertirse en una fuente de negatividad y malicia. Si se enfrenta a una situación similar y no está seguro de que el único está reclamando cosas de un pariente, entrégueselas al que sea más digno.
Hay artículos para el hogar e incluso túnicas que causan negatividad en los seres queridos o están asociados con las actividades pecaminosas de los fallecidos en la vida. Si causan sufrimiento espiritual, deben quemarse si no es posible su uso posterior. Pero es importante recordar que nada en este mundo debe desperdiciarse. Si es posible, comuníquese con el sacerdote y pida encender las cosas de la persona fallecida, causando sentimientos y recuerdos desagradables.