Cuando Colón trajo tabaco a Europa, no pensó cuánto cambiaría eso el mundo. Como los indios americanos no sabían esto, usaron esta hierba solo para rituales sagrados. Los europeos eliminaron el tabaco de manera diferente.
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En Rusia, el tabaco tenía una historia complicada. Fue prohibido, legalizado y nuevamente vetado el comercio, la distribución y el uso. Ya es imposible rastrear todas las vicisitudes de esta historia, pero hay información que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Tabaco en Rusia
En Rusia, el tabaco apareció por primera vez en el siglo XVI. Incluso bajo Iván el Terrible, comenzó a llegar a Moscú junto con mercenarios, invasores y cosacos. Especialmente durante el tiempo de los problemas. En muchos sentidos, esto también fue apoyado por comerciantes ingleses. En aquellos días, no había leyes especiales sobre la venta y el consumo de tabaco. Solo 50 años después del Tiempo de Problemas, bajo la influencia de la Iglesia, se prohibió el tabaco.
Quizás, si se mantuviera la pena de muerte por fumar, en Rusia ahora no habría problemas con el tabaco.
Especialmente cruel con los fumadores fue el zar Mikhail Fedorovich. Y tenía razones, porque en 1634 en Moscú hubo un gran incendio debido a culpa de los fumadores. Por estas y otras razones, fumar se ha convertido en un delito grave, que se castiga con la muerte. Sin embargo, este no fue siempre el caso.
En un momento, bajo el zar Alexei Mikhailovich, halagado por los grandes beneficios económicos del comercio del tabaco, el tabaco recibió luz verde. El rey decidió legalizar la "poción demoníaca", pero solo por tres años. Contra tal iniciativa se encontraba el propio Patriarca Nikon, quien buscaba una prohibición.
Sin embargo, la pena de muerte fue reemplazada por el castigo corporal. Los fumadores fueron aplastados en público por un látigo y, para ridiculizar a las multitudes, fueron conducidos en una cabra. Si se repitió un pecado similar, el autor se refirió a una ciudad distante, pero no solo así. Primero, le cortan la nariz o le cortan la nariz, lo cual es similar a castigar a un convicto fugitivo.
La seriedad de la compañía antitabaco se consagró en el Código de la Catedral de 1649, donde se dedicaron una docena de puntos a la "poción infernal". El consumo de tabaco se consideraba un pecado mortal, ya que, a imagen de la gente, solo el mismo Satanás podía exhalar humo de su boca, es decir, era un acto de incienso quemar a los inmundos.