En la ortodoxia, el pecado se llama una grave transgresión del hombre, que conduce a la destrucción del alma humana, la imposibilidad de la vida eterna en el reino de Dios. Casi todos los pecados pueden ser expiados en la confesión.
Pecado imperdonable
Hay un pecado que cerrará para siempre la puerta al reino de Dios: la expresión de descontento y la condena de sus acciones. El cristiano ortodoxo siempre debe recordar esto y no cometer un error fatal. Este pecado se llama orgullo y se considera original. Según la Biblia, Lucifer fue expulsado del cielo a la tierra precisamente porque se atrevió a expresar su insatisfacción con el orden existente.