El canciller Otto Bismarck comentó una vez que: "Nunca escuchará tantas mentiras como durante la guerra, después de la caza y antes de las elecciones". Esta frase es lo más relevante posible en las realidades políticas de hoy. También se puede atribuir a la situación preelectoral en los Estados Unidos en la víspera de las próximas elecciones presidenciales, que se celebrarán en noviembre.
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Como saben, se ha desarrollado un sistema bipartidista en los Estados Unidos, por lo que en la etapa final de la lucha por el puesto político más alto del país, participan dos candidatos, uno del Partido Demócrata y el otro del Partido Republicano. El actual presidente de los Estados Unidos, Borac Obama, quien, según la Constitución, tiene derecho a ocupar nuevamente este cargo, se convirtió en candidato de los demócratas. De los republicanos, Mitt Romney, el ex gobernador de Massachusetts, participa en las elecciones.
Los candidatos fueron nominados en un congreso de sus partidos. Ambos eventos se convirtieron en un espectáculo que despertó el interés de la mayoría de los votantes, tanto de uno como del otro. Es de destacar que en los discursos instando a los participantes del congreso a apoyar la candidatura de Romney y Obama, participaron los cónyuges de ambos. Ambos hablaron sobre las altas cualidades morales y éticas de sus esposos, y muchos expertos notaron que su sinceridad ayudó mucho a nominar a ambos políticos.
La carrera preelectoral entre Obama y Romney está pasando bastante intensamente, y por el momento todavía no hay un favorito obvio. Si al comienzo de la carrera electoral, la calificación de Obama era ligeramente más alta, entonces, ya en la primera semana de septiembre, la popularidad de ambos candidatos era igual: según las encuestas, el 45% de los votantes están listos para votar por cada uno.
En septiembre, los dos candidatos presidenciales no se quedan quietos, se fueron de viaje por el país. En octubre, el debate público les espera, y deben contar con el apoyo de los estadounidenses comunes, conocer sus preocupaciones y aspiraciones, y tener en cuenta los deseos en sus declaraciones políticas. Por supuesto, el principal problema que preocupa a los estadounidenses es la economía y, en particular, la creciente tasa de desempleo.
Tanto Obama como Romney hablan sobre el desempleo y prometen aumentar los empleos. Si es elegido, Romney promete brindar la oportunidad de encontrar trabajo para 12 millones de estadounidenses. Critica la política económica del presidente en ejercicio y dice que el gobierno no está haciendo nada para restaurar la confianza del pueblo en el futuro. El presidente, a su vez, critica a los republicanos que, teniendo mayoría en el Congreso, simplemente bloquean todas sus propuestas para mejorar la situación económica.
Ahora la lucha está en su etapa final. Durante las próximas semanas, el pueblo de Estados Unidos tendrá que decidir sobre sus preferencias y, sea cual sea esta opción, se espera que nadie pueda falsificar sus resultados.