A menudo hay casos en que una persona lee las palabras de oración de memoria, sin prestar atención a su significado. Él hace esto, por supuesto, no a propósito, sino porque la oración fue creada en eslavo eclesiástico o en un idioma diferente, no muy conocido.
Manual de instrucciones
1
Para aprender a entender las palabras de oración, dedica al menos una hora diaria a leer literatura religiosa. Gradualmente se acostumbrará al discurso del clero, que está cerca del idioma en que se escriben las oraciones, y dejará de considerarlo incomprensible y lo percibirá como algo inusual.
2
Asiste a la iglesia. Dado que las oraciones, tanto de la mañana como de la tarde, a menudo se toman de las Sagradas Escrituras, será útil que escuches los servicios divinos. Además, los templos tienen una atmósfera especial que permite a las personas sentirse más cercanas al Señor y, por lo tanto, comprender las palabras de oración con sus corazones.
3
Estudie el idioma eslavo eclesiástico. Tenga en cuenta que es algo diferente del idioma antiguo eslavo. Por cierto, incluso los filólogos no siempre pueden entender las oraciones con facilidad, ya que el idioma antiguo ha cambiado mucho con el tiempo, y no siempre por razones científicas: en los viejos tiempos, los escribas, al crear libros religiosos, a menudo cometían errores que otras personas copiaban, etc.
4 4
Mientras reza, escuche el significado de sus palabras. Cada sonido que hagas debe ser significativo. Puede, por supuesto, rezar sin pensar en lo que está diciendo: siempre que la persona esté decidida a comunicarse con poderes superiores, esto también resulta ser efectivo, pero es mejor combinar pensamiento, palabra y una oleada de alma, porque la unidad de estos componentes contiene grandes fuerza
5 5
Si no comprende las palabras de oración, o si le parecen extrañas, lejos de su visión del mundo, no las pronuncie por la fuerza: de todos modos, no tendrá sentido. Mejor dirígete al Señor en un idioma cercano a tu corazón: ciertamente te escuchará. Por la mañana, pídele a Dios que te dé fuerzas para hacer buenas obras, por la tarde, dale gracias por todo lo que te envió, sin importar si fue alegría o prueba: lo más importante, no eres olvidado. Sepan que cualquiera que busque el camino hacia la luz seguramente lo encontrará.