Los arqueólogos modernos han encontrado bastante evidencia de que las primeras personas no usaron el fuego para cocinar, para calentar o para encender. Tenían miedo al fuego e intentaron no acercarse a la quema de árboles o hierba seca. Sabían que estaba trayendo muerte y destrucción, pero no podían domar el fenómeno salvaje de la naturaleza.
Manual de instrucciones
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Quién y cómo por primera vez comenzaron a usar el fuego sigue siendo un misterio, pero lo más probable es que esto haya sucedido por accidente. En algún momento, la gente antigua notó que después de los incendios forestales quedan troncos calientes que dan calor, y la carne de los animales muertos se vuelve más sabrosa. Otra opción también es posible: durante una tormenta eléctrica severa, un rayo podría golpear un árbol seco y encenderlo. Sin duda, el pionero que desafió su miedo fue un verdadero temerario. Gracias a la curiosidad natural, el ingenio y el coraje, este hombre primitivo le dio a su familia o su tribu un milagro como el fuego.
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Las personas protegieron cuidadosamente el fuego obtenido durante una tormenta eléctrica o un incendio, y solo los representantes más responsables de su comunidad confiaron en su cuidado. Sin embargo, a veces se apagó el fuego y toda la tribu quedó sin calor ni luz. En la sociedad primitiva había una necesidad urgente de hacer fuego, sin esperar la próxima tormenta o fuego. En la antigüedad, la gente solo podía obtenerlo experimentalmente. No se sabe cuántos métodos probaron, pero los hallazgos arqueológicos indican que solo unos pocos alcanzaron sus objetivos.
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El curetaje es la forma más fácil, pero que lleva mucho tiempo, de hacer fuego. Su esencia era conducir un palo seco a lo largo de una tabla de madera. Al presionar el palo con fuerza, el hombre trató de lograr que el tablero ardiera, para que luego vertiera hierba y hojas secas y así se prendiera fuego. Los científicos han llamado a este accesorio un arado de fuego.
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Otra adaptación de los antiguos es una sierra para incendios. La principal diferencia con el "arado" era que un hombre no conducía su varita a lo largo de la tabla, sino a través de ella. De esta manera, se rasparon astillas de madera ardiendo. Sin embargo, pronto un hombre encontró una forma más rápida y fácil de hacer incendios. Se hizo un agujero en un tronco o una astilla grande en la que se insertó una broca. Debido a la vigorosa fricción con una varita entre las palmas de las manos, un humo comenzó a salir de debajo. Esto significaba que el polvo de madera comenzó a arder.
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Una forma posterior y una de las formas más comunes y efectivas de hacer fuego es usar un pedernal para tallar una chispa. El pedernal en ese momento sirvió como piedra ordinaria, que fue golpeada con fuerza en un pedazo de mineral de hierro. Tallar chispas se hizo en ángulo para que las chispas resultantes cayeran sobre las hojas o el pasto seco. El fuego de esta manera estalló mucho más rápido.