"Príncipe de los tenores" Franco Corelli se distinguió por una voz inusualmente hermosa, actuación y apariencia espectacular. Su vida estuvo llena de música, fama fenomenal y adoración de los fanáticos, pero completamente desprovista de escándalos e intrigas que a menudo acompañan a personalidades creativas.
Infancia y adolescencia: el comienzo de una biografía
Dario Franco Corelli nació en 1921 en la ciudad italiana de Ancón. La familia del niño era muy musical: el abuelo del futuro cantante cantaba en la ópera y tenía un buen tenor dramático. Su hermano mayor Aldo también tuvo suerte con una voz: resultó ser un hermoso barítono, por lo que el joven dejó sus estudios y también entró en el escenario. Ambos tíos Franco cantaron maravillosamente. En tal ambiente, era imposible permanecer indiferente a la música.
A pesar de la abundancia de cantantes en la familia y un claro talento para la música, el propio Franco soñaba con una carrera completamente diferente. Quería convertirse en marinero, repitiendo el camino de su padre. Después de graduarse de la escuela, el joven ingresó en la Universidad de Bolonia en la facultad de ingeniería naval. Estudiar fue bastante exitoso, pero no fue posible escapar del destino; inesperadamente para él, Franco participó en una competencia de música. No obtuvo un premio, pero la atmósfera de la música y el encanto de la escena actuaron mágicamente. El ingeniero fallido dejó las clases y entró en el Conservatorio de Pesaro. El sueño se hizo diferente: Franco decidió convertirse en cantante de ópera.
Encontró la primera dificultad poco después del comienzo de las clases. El joven tenía una voz muy inusual: profunda, dramática, con una amplia gama. El cantante novato no podía decidir si actuar como tenor o barítono. En toga, eligió a los primeros: los tenores siempre estuvieron en la cima de la jerarquía musical, especialmente en Italia con sus tradiciones de Belcanto. Sin embargo, la carrera de cantante no comenzó muy bien: el joven no se mudó a Pesaro, visitó el conservatorio esporádicamente y fue expulsado después de un par de años. Comenzó a tomar clases particulares, puliendo su voz, heredada de la naturaleza.
Desarrollo profesional: éxito fenomenal
El ímpetu para una carrera fue una competencia musical celebrada en Florencia. Los esfuerzos de Franco fueron exitosos: se convirtió en el ganador. La fatídica reunión tuvo lugar en la competencia: el director de la Ópera Romana se dio cuenta del joven cantante y lo invitó a actuar en el famoso escenario. El debut de Corelli fue el papel de José en la ópera Carmen. El éxito fue una locura, quedó claro: nació una nueva estrella y las principales victorias y logros aún están por llegar.
Según los críticos, Franco simplemente estaba condenado a una gran popularidad. Tenía una voz muy hermosa y fuerte, combinada con una capacidad fenomenal para el trabajo y un sentido musical sutil. Otro triunfo de ganar-ganar necesario para un cantante de ópera exitoso: una apariencia increíblemente atractiva. Corelli parecía una verdadera estrella de cine: alto, delgado, con rasgos impecables y un encanto irresistible. Era increíblemente popular entre las mujeres, dicen que durante las presentaciones y conciertos, los entusiastas fanáticos arrojaron no solo ramos de flores a sus pies, sino también sus propias joyas.
En 1954, tuvo lugar otro triunfo: Corelli fue invitado a actuar en La Scala. Este es el sueño de cualquier cantante de ópera, además, la gran Maria Callas fue su compañera de escena. Se suponía que se convertiría en la heroína de la noche, pero en esta actuación la audiencia solo vio a Corelli. Después de una sola actuación, se convirtió en la estrella de La Scala. Fue igualmente amado por los espectadores comunes y los conocedores sofisticados de la ópera. Los críticos también apoyaron a Corelli, aunque se permitieron pequeños ataques, llamándolo aficionado y autodidacta. Sin embargo, tales pequeñeces no molestaron al cantante, porque su sueño se hizo realidad. Franco de la noche a la mañana se convirtió en uno de los artistas más codiciados, a quienes esperaban ansiosamente las mejores escenas del mundo.
En 1961, Corelli hizo su debut en el escenario de la Metropolitan Opera. Aquí cantará durante 15 años, recibiendo el título honorífico de "Príncipe de tenores" (el rey, por supuesto, fue llamado el inigualable Enrico Caruso). El cantante brilló en "Tosca", "Carmen", "Don Carlos", "Bohemia", "Hernani". Franco viajó mucho, actuando en los mejores escenarios de ópera en París, Verona, Florencia, Parma, Viena y Lisboa.
A finales de los 70, el famoso cantante decidió abandonar el escenario en el cenit de la fama. Comenzó a enseñar, pero actuó varias veces en conciertos, reuniendo salas completas. Franco fue muy estricto consigo mismo, hablando el crítico más severo de su propio trabajo. Después de salir del escenario, no se arrepintió de la fama y los fanáticos, lo único que lo deprimió fue la incapacidad de cantar tan bellamente como antes.