La Iglesia romana ocultó la confirmación de este hecho increíble de manera muy confiable, y en la crónica oficial del Vaticano sobre Juan VIII, que llevaba el título de Papa de 855 a 857, no hay información.
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¿Entonces papá?
Los hechos históricos son una cosa fundamental. Y examinando cuidadosamente las realidades de la Iglesia romana, los historiadores eminentes proporcionan una serie de pruebas innegables. Uno de los argumentos más convincentes es el hecho de que hasta quince años después del reinado del primer Juan VIII en los anales romanos se menciona al segundo Juan VIII, cuyo reinado duró 10 años a partir de 872.
Este hecho puede explicarse como un intento de ocultar de manera confiable la ocupación del trono del papa por parte de una mujer. Precisamente por la destrucción de todos los rastros de la estancia de una mujer en el seno del Vaticano, se produjo la "molesta" confusión en la "numeración" del santo Juan. Para ocultar las huellas del escandaloso escándalo, la Iglesia de Roma atribuyó oficialmente el reinado de la extraordinaria papas al reinado del Papa Benedicto III, quien tomó el trono inmediatamente después de Juan VIII. Por esta razón de alto secreto, los historiadores han realizado una gran cantidad de trabajo en los archivos para restaurar una biografía aproximada de una mujer sentada en el trono papal bajo el nombre del Papa Juan VIII de fuentes dispares de registros de la iglesia.
Camino al trono
La madre de la niña, que fue bautizada bajo el nombre de Agnes, murió durante el parto, y el padre misionero crió al bebé. Vagando por Inglaterra, a través de la oración, trató de devolver a los herejes a la verdadera fe. Sin embargo, la fe a menudo no era suficiente, y luego se usaron los puños como argumento principal. Como resultado de una de las peleas pugilísticas, el padre de Agnes quedó paralizado y pronto murió, dejando a su hija de 14 años para cuidar de sí misma. Con una memoria fenomenal, Agnes podía recitar las Escrituras de memoria y comenzó a ganarse la vida predicando. Pero en esos días, la vida de la mujer estaba llena de peligros, y para protegerse, Agnes se convirtió en un hombre, cortando las trenzas de felpa. Entonces apareció John Langlois, quien ingresó al monasterio como novicio.
Fue en el monasterio donde conoció a su primer amor en la persona de un joven monje. Para que el secreto de John Langlois no sea revelado, los amantes huyen de las paredes del monasterio a Francia, donde Agnes participa en el debate sobre teología, y luego estudia filosofía en Atenas. Después de la repentina muerte de su amado John, se mudó a Roma, encarnando nuevamente como hombre. En Roma, gracias a los conocidos establecidos, ella logra obtener el puesto de notario. Cumpliendo la misión de la secretaria moderna, Agnes continuó sorprendiendo a los ministros papales con su conocimiento, porque entonces no todos los gobernantes podían escribir su nombre.
El entonces Papa León IV alabó el trabajo de su notario y pronto hizo que John Langlois se convirtiera en Cardenal. El joven cardenal se hundió tanto en el alma del papa que, al morir, señaló a John como su sucesor.