Las autoridades japonesas han decidido deportar a los activistas chinos que se manifestaron en las Islas Senkaku. El archipiélago es objeto de una disputa territorial entre China y Japón.
El archipiélago de Senkaku, o como lo llaman los chinos Diaoyutai, se mudó a Japón en 1895 como resultado de la primera guerra sino-japonesa. Al final de la Segunda Guerra Mundial, quedó bajo la jurisdicción de los Estados Unidos, que los devolvió a Japón en 1970. China no está de acuerdo con esto, ya que existe la Declaración de El Cairo de 1943, firmada por Gran Bretaña, China y Estados Unidos. En ella, los Aliados se comprometieron a realizar esfuerzos conjuntos en la guerra con Japón hasta su completa rendición. La expulsión de Japón de todos los territorios que conquistó también se declaró allí.
Hasta hace poco, la pregunta flotaba en el aire y pocas personas estaban interesadas, pero en 1999 se encontró gas natural en el archipiélago, cuyas reservas se estiman en 200 mil millones de metros cúbicos. Por lo tanto, la disputa territorial es ahora de gran interés económico.
La compañía china de petróleo y gas CNOOC ya ha comenzado a desarrollar el estante en el lado chino desde la línea que divide los intereses económicos de los dos países. Las protestas oficiales de Tokio, creyendo que el gas está bombeando desde un tanque que pertenece a Japón. La sociedad china está respondiendo de manera más emocional y agresiva a este debate. En el país tienen lugar pogromos de tiendas japonesas, se realizan manifestaciones antijaponesas, etc.
Para conmemorar el 67 aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, 14 ciudadanos chinos decidieron viajar al archipiélago en disputa. Como resultado, fueron detenidos por la Guardia Costera japonesa. Los detenidos durante los interrogatorios rechazaron las acusaciones de entrada ilegal en el territorio de otro estado, argumentando que las Islas Diaoyutai pertenecen a China.
Una tensa conversación telefónica tuvo lugar a nivel de vicecancilleres de los dos países, en la que la parte china exigió la liberación inmediata de sus ciudadanos. Los japoneses no comenzaron a caer en la ambición y, a nivel gubernamental, decidieron deportar a los chinos.