Desde hace varios años, un conflicto político agudo entre las autoridades y la oposición ha estado en curso en Azerbaiyán. Las fuerzas de oposición intentan aprovechar todas las oportunidades para combatir la violación de los derechos humanos en el país. Incluso la final del Festival de Eurovisión, celebrado a finales de mayo de 2012 en Bakú, ha adquirido un colorido político.
La oposición de Azerbaiyán está acusando a las autoridades de violar las libertades y los derechos humanos, así como de enjuiciar ilegalmente a los disidentes. Una de las demandas de la oposición es la liberación de los presos políticos y la celebración de elecciones parlamentarias anticipadas. El problema más doloroso de Azerbaiyán es la presencia de "presos de conciencia" en las cárceles, a quienes la oposición considera presos políticos. Se cree que en Azerbaiyán hay más de 60 prisioneros que han sido perseguidos por razones políticas.
Una de las últimas grandes protestas se llevó a cabo cerca del edificio del Canal de Televisión Pública de Azerbaiyán, que participó en la organización del concurso de música de Eurovisión. Como resultado de la intervención policial, varias docenas de manifestantes fueron arrestados y llevados fuera de Bakú.
La idea de que un concurso de música en Bakú podría convertirse en una plataforma para demandas políticas nació en la coalición de activistas de derechos humanos de Azerbaiyán en 2011. Se eligió un eslogan brillante para la acción: "Cantar por la democracia". A la campaña asistieron jóvenes, estudiantes, activistas de partidos de oposición. La acción se concibió como un evento a gran escala, que incluía multitudes flash, mesas redondas para periodistas y conferencias de prensa. El objetivo principal de las protestas es abrir la hermosa fachada de la vida pública, como sus autoridades oficiales en Bakú, y mostrar los problemas reales para garantizar la libertad de expresión en el país.
Amnistía Internacional abogó por el movimiento de protesta. John Dalhuisen, subdirector de esta organización en Europa, pidió a los organizadores de la competencia internacional que entablen un diálogo con Bakú oficial en un tono más severo. El informe anual de Amnistía Internacional señalaba numerosas violaciones de derechos humanos en Azerbaiyán. Las autoridades del país condenaron duramente la politización de Eurovisión y acusaron a los activistas de derechos humanos de prejuicios y mentiras.