Bashar Hafez al-Assad es el presidente de Siria. Un estadista y político ha ocupado el puesto más alto desde 2000. Sucedió a su padre, Ghafiz al-Assad, quien reinó en Siria desde 1971. A pesar de las esperanzas de reformas democráticas y un renacimiento de la economía siria, Bashar al-Assad continuó en gran medida los métodos autoritarios de su padre. A partir de 2011, Assad enfrentó una gran rebelión en Siria, que se convirtió en una guerra civil.
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Una breve biografía del presidente de Siria
Bashar al-Assad nació el 11 de septiembre de 1965 en Damasco. Fue el tercer hijo de Hafiz al-Assad, un oficial militar sirio y miembro del partido Ba'ath, que en 1971 ascendió a la presidencia como resultado de un golpe de estado. La familia Assad pertenecía a la "minoría alauita" siria, una secta chiita que tradicionalmente representa alrededor del 10 por ciento de la población del país.
Bashar se educó en Damasco y estudió medicina en la Universidad de Damasco, graduándose en 1988 con un título en oftalmólogo. Luego se desempeñó como médico militar en un hospital, y en 1992 se mudó a Londres para continuar sus estudios. En 1994, su hermano mayor, quien fue nombrado heredero de su padre, murió en un accidente automovilístico. Bashar, a pesar de la falta de experiencia militar y política, regresó a Siria. Para fortalecer su posición entre los servicios militares y de inteligencia del país, estudió en la academia militar. Como resultado, recibió el rango de coronel y dirigió la Guardia Republicana.
Carrera
Shafiz al-Assad murió el 10 de junio de 2000. Pocas horas después de su muerte, la legislatura nacional aprobó una enmienda constitucional, según la cual la edad mínima para el presidente se redujo de 40 a 34 años (es decir, cuántos años tenía Bashar al-Assad en ese momento). El 18 de junio, Assad fue nombrado secretario general del partido gobernante Baat, y dos días después, el congreso del partido lo nombró candidato presidencial, la legislatura nacional aprobó el nombramiento. Assad fue elegido por un período de siete años.
Aunque muchos sirios se opusieron a la transferencia del poder de padres a hijos, el surgimiento de Bashar generó cierto optimismo tanto en Siria como en el extranjero. Su juventud y educación parecían permitir apartarse de la imagen de un estado autoritario controlado por una red de poderosas agencias de seguridad e inteligencia superpuestas, y una economía estatal estancada. En su discurso inaugural, Assad reiteró su compromiso con la liberalización económica y prometió una reforma política, pero rechazó la democracia al estilo occidental como un modelo apropiado para la política siria.
Assad dijo que no apoyaría políticas que pudieran amenazar el dominio de Baat, pero alivió ligeramente las restricciones gubernamentales a la libertad de expresión y liberó a varios cientos de presos políticos de las cárceles. Estos gestos contribuyeron a un breve período de relativa apertura, llamado por algunos observadores como "Primavera de Damasco", durante el cual se abrieron foros de discusión sociopolíticos y llamados a reformas políticas. Sin embargo, después de varios meses, el régimen de Assad cambió de rumbo, utilizando amenazas y arrestos para suprimir la actividad pro reforma.