La caída de un asteroide gigante, desastre ambiental, el fin del próximo ciclo del calendario maya global
El probable fin del mundo este año es uno de los temas más de moda y ampliamente discutidos.
El tema del próximo apocalipsis sigue siendo relevante, a pesar de los numerosos intentos de tales predicciones conocidos en la historia, ninguno de los cuales, como todos pudieron notar, no tuvo éxito. La razón de esto, por un lado, es una oportunidad atractiva para que muchos hagan cosquillas a sus nervios con otra película de terror, por otro lado, la exageración inflada artificialmente por varios medios en torno a pronósticos apocalípticos.
Naturalmente, la mayoría de las personas normales no creen en el fin del mundo. Solo por la sana tendencia de la mente humana a no confiar como pronósticos demasiado sombríos y demasiado optimistas. Sin embargo, hay quienes, a pesar de los ejemplos históricos y la voz del sentido común, confían en su llegada en un futuro muy cercano. En primer lugar, estos son pesimistas desesperados. Personas cuya visión de su destino y del mundo en general es tan sombría que están seguras de que no terminará en nada bueno. Al percibir solo los aspectos negativos de cualquier información, llegan a la conclusión sobre la inevitabilidad y la proximidad del fin de todo.
Otro grupo de personas son las personas que se perciben fácilmente y que tienden a tomar incluso la información más increíble sobre la fe sin someterla a ningún análisis significativo.
Y, por último, la categoría más numerosa, incluidos en parte representantes de los dos primeros: adherentes de movimientos religiosos, seguidores de diversas enseñanzas y sectarios.
En todo momento, los representantes de las estructuras religiosas en secreto (y a veces de manera explícita e incluso oficial) contribuyeron a la difusión de rumores entre los creyentes sobre el fin de los tiempos. Y esto es comprensible: las personas que tienen miedo de los desastres inminentes y que se preocupan por salvar sus almas son más fáciles de manipular: son pasivas política y socialmente.
Por supuesto, la probabilidad del fin del mundo no puede descartarse por completo. Teóricamente, puede llegar en cualquier momento. Pero esta no es una razón para dejar de evaluar sobriamente la realidad y disfrutar de la vida en todas sus manifestaciones, tanto espirituales como materiales.