Según la doctrina ortodoxa, el sacramento de la comunión consiste en que los creyentes coman bajo la apariencia de pan y vino de la esencia real del Cuerpo y la Sangre del Señor Jesucristo. El sacramento de la comunión es uno de los siete sacramentos ortodoxos en los que una persona se une con Dios.
El establecimiento del sacramento de la comunión no se aplica a las ordenanzas humanas o la invención de los clérigos. Si nos volvemos a la narración del evangelio, quedará claro que el sacramento de la Eucaristía (comunión) fue establecido por el mismo Señor Jesucristo.
El Sacramento de la comunión fue establecido por el Salvador poco antes de la muerte de la Cruz, el jueves. Hasta ahora, este día se llama "jueves" como una señal de que es un momento especial para la purificación del alma del hombre y la unidad de este último con Dios. Según los Evangelios, Cristo, durante una cena misteriosa en la cámara de Sión, tomó pan, lo partió y lo distribuyó entre sus discípulos a los apóstoles con las palabras de que este es el verdadero Cuerpo del Hijo de Dios. Además, el Salvador bendijo la copa de vino diciendo que era Su Sangre. El Señor mismo nos ordenó hacer este sacramento en memoria de Él.
El sacramento de la comunión tuvo lugar en los primeros siglos del cristianismo. Entonces, por la historia de la Iglesia, se sabe que los creyentes se reunieron en secreto de las autoridades paganas, realizaron servicios divinos y participaron del Cuerpo y la Sangre de Cristo, cumpliendo el convenio del Salvador.
La necesidad del sacramento de la comunión también está estipulada en el evangelio. Cristo mismo dijo que la comunión es necesaria para tener vida en uno mismo. La unión con Dios en el sacramento de la comunión se menciona en el Evangelio. Cristo predicó que aquellas personas que comulgan permanecen en Él (el Señor Jesucristo) y el Señor mismo permanece en ellos.