¿Cómo es la vida de las princesas? Bolas, recepciones, paseos? No, las princesas actuales no son así, por ejemplo, Charlotte Casiraghi, princesa de Mónaco, la pretendiente al trono de este principado.
Charlotte nació en 1986 en La Colle, en la familia de un exitoso empresario Stefano Casiraghi y la princesa de Mónaco, Carolina. Además de Charlotte, la familia ya tenía hermanos mayores: Pierre y Andrea. En 1990, el jefe de la familia murió, y Carolina permaneció en sus brazos con tres hijos, afligidos y asediados por los paparazzi. Se vio obligada a alejar a los niños de los periodistas.
Carolina siempre ha sido una madre estricta, y después de la muerte de su esposo, simplemente se vio obligada a traer independencia a sus hijos y le enseñó cómo encontrar apoyo en sí misma. Quizás es por eso que Charlotte se hizo amiga de los animales, especialmente los caballos.
Por primera vez que estaba en la silla de montar a la edad de cuatro años, realmente disfrutaba montar a caballo, y desde entonces no se ha separado de los caballos.
Después de la escuela, Charlotte recibió una educación que coincide con su posición: se graduó del Liceo francés Fenelon y también recibió una licenciatura en la Sorbona. Además de una educación filosófica, la princesa recibió una buena preparación en idiomas: se comunica perfectamente en inglés, francés e italiano. También hizo carrera en televisión y medios impresos.
Princesa caridad
Paralelamente, Charlotte se dedicó profesionalmente al salto: estudió con los mejores entrenadores, trabajó duro, participó en competiciones internacionales. La devoción desinteresada a los animales y el trabajo duro le trajeron muchas victorias en varios torneos. Pero no solo logra victorias personales: la princesa piensa seriamente en la ecología, en la conservación del mundo animal en la Tierra. Para cubrir estos problemas, fundó la revista Above, que a su vez financia.
Charlotte Casiraghi tiene varios proyectos de caridad: además de la revista, participa en torneos de salto de caridad y también participa en fundaciones que se dedican a la búsqueda de jóvenes talentos.
Y, como en un cuento de hadas, la bella princesa llegó a las páginas de las revistas: se convirtió en la embajadora de belleza de la casa de moda Gucci.