La Isla de Pascua parece ser una pequeña mota en el mapa del Océano Pacífico. Al estar separado del continente por miles de millas náuticas, todavía almacena vestigios de una cultura antigua llena de misterios y fenómenos inexplicables. Muchos investigadores han tratado de encontrar explicaciones razonables para los secretos de la isla volcánica, pero hasta ahora hay más preguntas que respuestas.
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La Isla de Pascua fue descubierta por el holandés Roggeven a principios del siglo XVIII el domingo de Pascua, de donde proviene su nombre. La pregunta principal que desconcertó a los investigadores: ¿de dónde vino la gente en este pequeño pedazo de tierra? El legendario viajero Thor Heyerdahl sugirió que la isla estaba habitada en el siglo IX por inmigrantes de Perú, que cruzaron aquí en bote o balsa. Heyerdahl hizo un viaje similar para confirmar su versión. Sin embargo, algunos datos indican que el asentamiento de la isla ocurrió mucho antes, y las islas de la Polinesia Occidental fueron el lugar de nacimiento de los primeros pobladores.
A pesar de la considerable distancia del resto del mundo, los habitantes de la Isla de Pascua tenían su propio guión desarrollado, que hasta el día de hoy no se puede descifrar. Los signos encontrados con letras se parecen a pictogramas con imágenes de símbolos astronómicos, animales y personas. Los científicos notan la similitud entre estas letras y los caracteres chinos, que es bastante difícil de explicar.
El misterio principal de la Isla de Pascua son las misteriosas estatuas de piedra, abundantemente instaladas a lo largo de la costa. Estas figuras, los llamados moai, fueron tallados por antiguos maestros de roca volcánica con herramientas de piedra. No necesita ser un especialista para comprender que es muy difícil tallar enormes estatuas masivas de esta manera. Pero es aún más difícil explicar cómo varios cientos de figuras pesadas fueron trasladadas a la costa.
La hipótesis más común es que los antiguos artesanos usaban troncos como pistas de patinaje, rodando lentamente esculturas de varios metros desde su lugar de fabricación hasta la costa. Sin embargo, los residentes locales mantienen la leyenda de que los gigantes de piedra vinieron de las profundidades de la isla.
La versión original del viaje independiente de estatuas por la isla fue presentada por el investigador e inventor ruso Gennady Ivanov. Sugirió que el centro de gravedad de las esculturas estaba especialmente ubicado de modo que bajo la influencia del viento, ellos, balanceándose sobre sus "suelas" ligeramente inclinadas, pudieran moverse gradualmente en una dirección dada. ¿Era realmente este el caso? Por desgracia, los moai silenciosos guardan su secreto de forma segura.