Un monje es una persona que ha dejado el mundo. Convertirse en monje no es fácil, pero es aún más difícil no arrepentirse nunca. La esquila es una decisión muy seria, que implica el rechazo de todos los beneficios de la vida: comunicación con el sexo opuesto, tecnología, entretenimiento. Los sacerdotes recomiendan tomarse este asunto muy en serio y en ningún caso apresurarse a aceptar el monasticismo.
Por donde empezar
Si deseas convertirte en monje, ve a tu confesor. En el curso de la confesión y la conversación, el sacerdote podrá comprender cuán sincero es su deseo. Muchas personas deciden abandonar el mundo solo porque no tienen una relación familiar o surgen problemas al comunicarse con el sexo opuesto. Esto no puede ser una razón para irse al monasterio. La razón del monacato es una fe sincera y el deseo de dedicar la vida al servicio de Dios.
En la primera etapa, el confesor te recomendará que te pongas a prueba creando las condiciones más cercanas a la vida en el monasterio. Tendrá que aprender a levantarse a las cinco de la mañana todos los días y comenzar su mañana con oraciones, asistir a la iglesia a menudo, mantener todos los ayunos, leer el trabajo de los padres de la iglesia y las Sagradas Escrituras. También deberá limitarse en su dieta: renunciar a los excesos y comer solo los alimentos necesarios para una existencia fisiológica normal. Además, es necesario negarse a comunicarse con el sexo opuesto, mirar programas de televisión y una computadora. En este modo, deberá vivir al menos un año.