Finlandia es uno de los pocos países cuya vida no se vio afectada por la influencia de la cultura estadounidense, europea u oriental. En su mayor parte, hay personas conservadoras, en cierto sentido, incluso anticuadas que honran sagradamente sus tradiciones y costumbres.
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Temperamento finlandés
Los finlandeses son tranquilos y tranquilos, nunca tienen prisa. Su discurso es lento, no les gusta hablar en voz alta y carcajadas. Las disputas y desacuerdos se resuelven exclusivamente en la mesa de negociaciones. Si el interlocutor mira a su alrededor o desvía la mirada, el finlandés lo considerará astuto y poco sincero, y si habla en voz alta o se ríe sin control, un plebeyo mal educado.
Además, no es costumbre cruzar los brazos sobre el pecho o guardarlos en los bolsillos, para que puedas demostrar tu arrogancia y falta de respeto por un orgulloso finlandés. Aquí tampoco se acepta la familiaridad, el espacio personal de todos es muy valioso y, por ejemplo, dar palmaditas en el hombro durante una conversación no es un gesto deseable. Cuando se encuentran o saludan a los hombres, se limitan a darse la mano. Las mujeres hacen lo mismo. Al encontrarse con varias personas a la vez, es costumbre estrechar la mano primero con las mujeres y luego con los hombres. De lo contrario, la cultura finlandesa moderna está impregnada del espíritu de igualdad de género.
Los representantes de esta gente son muy responsables y equilibrados sobre sus palabras y hechos. "Un toro es tomado por los cuernos, un hombre - por las palabras" - un viejo proverbio finlandés. Y si en Rusia la interrupción del interlocutor, aunque no de manera digna, ha sido rutinaria durante mucho tiempo, entonces en Finlandia tales trucos pueden dañar seriamente la reputación.