Todos los días una persona, al entrar en interacción directa o indirecta con otras personas, experimenta muchas condiciones, emociones y sentimientos. En este caso, la mayoría de los eventos y situaciones reciben una evaluación explícita o inconsciente. Uno de los criterios para tales evaluaciones es la justicia. Cualquier persona usa este criterio en su vida diaria, pero pocos son capaces de responder claramente a la pregunta de qué es la justicia.
En el marco de los conceptos y teorías filosóficas modernas, la justicia se define de manera muy inequívoca como un concepto del orden de las cosas que contiene las definiciones y requisitos de las correspondencias adecuadas de las entidades éticas, morales, sociales y de otro tipo. Entidades similares pueden ser relaciones entre personas específicas, grupos de personas, clases sociales, etc. Estos pueden ser actos humanos, sus resultados y recompensas por las acciones comprometidas, así como varias órdenes, tradiciones, enfoques, métodos.
Una correspondencia razonable y natural entre entidades y grupos de entidades (por ejemplo, entre la medida de culpabilidad y la severidad del castigo, la cantidad de trabajo realizado y el pago por ello) se llama justicia. Las correspondencias irrazonables y desequilibradas o la ausencia de tales correspondencias (impunidad, desigualdad social, etc.) se perciben como injusticias.
El concepto de justicia fue aislado, formado y descrito por antiguos filósofos. La filosofía griega antigua y oriental antigua le da el significado más profundo, considerando la justicia como un reflejo de los principios y leyes fundamentales del universo. La ciencia moderna en parte lo confirma. Entonces, la neurobiología identifica las partes del cerebro que son directamente responsables del surgimiento de un sentido de justicia. La genética argumenta que la justicia es un producto de la evolución humana, que es uno de los factores de selección natural a nivel de supervivencia de las comunidades antiguas (las tribus comprometidas con los principios de una existencia justa recibieron un desarrollo más dinámico).
Según la interpretación filosófica del concepto de justicia, se acostumbra dividirlo en dos tipos. Aristóteles introdujo una división similar y todavía está en uso. La igualdad de justicia plantea el requisito de equivalencia de medidas de entidades que son objetos de relaciones de individuos iguales (por ejemplo, equivalencia del valor de un objeto con su valor real, equivalencia de pago al trabajo perfecto). La justicia distributiva declara el concepto de una distribución proporcional razonable de recursos materiales, bienes, derechos, etc. de acuerdo con cualquier criterio objetivo. Este tipo de justicia requiere un regulador, un individuo dedicado a la distribución.