Hay una opinión mixta en la sociedad sobre el feminismo. Algunos se relacionan con este fenómeno con sarcasmo, en otros causa una sonrisa, mientras que alguien comparte las principales disposiciones de esta tendencia. El feminismo en toda la historia de su desarrollo se ha convertido no solo en un movimiento, sino también en una filosofía, una religión y una forma de vida.
La primera impresión que se hace al mencionar el feminismo no está del todo clara. Por un lado, la idea de que las mujeres deberían tener los mismos derechos que los hombres no plantea dudas. Al mismo tiempo, la superioridad de las mujeres sobre los hombres, el rechazo de la familia y el matrimonio pueden conducir a la extinción de la especie humana como tal. ¿Cuál es, de hecho, la esencia de este movimiento femenino?
El feminismo es la lucha de las mujeres contra la discriminación de género. La dependencia de las mujeres se hace más evidente cuando se trata de la vida económica y política, el control de la propiedad, las oportunidades profesionales, etc.
En su desarrollo, el feminismo pasó por dos etapas. El primero de ellos procedió en el siglo XVIII y en el primer cuarto del siglo XIX. El requisito básico de las feministas era la creación de condiciones iguales para hombres y mujeres. Un aspecto importante de estas condiciones fue el derecho a votar en las elecciones políticas.
La segunda etapa en la formación del feminismo ocurrió en los años 70-80. Siglo XX Su disposición clave fue la proclamación del lema "Igualdad en la diferencia". En esta etapa, se distinguen tres tendencias principales: radical, socialista y liberal.
Los dos primeros asumieron la independencia de la mujer de la familia, el matrimonio, el amor, etc. Se promovió el derrocamiento del sistema patriarcal y la creación de una nueva sociedad. La rama liberal del feminismo no se basó en transformaciones tan radicales. El papel de la mujer como guardiana del hogar y la madre solidaria permaneció sin cambios, pero el principio fundamental de la teoría era la división del trabajo entre los sexos.
El surgimiento del feminismo como movimiento social no es sorprendente. Es suficiente familiarizarse con las obras de filósofos como Hegel o Tomás de Aquino. El primero creía que una mujer era un "hombre fallido", y el segundo sugería que el sexo más justo no debía considerarse como seres humanos.