El farisaísmo en el sentido moderno es sinónimo de hipocresía e hipocresía. No todas las personas en cuyo vocabulario tiene la palabra dada conocen la historia de su origen. Y se origina en la antigua Judea.
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La secta farisea apareció en el siglo II a. C. Algunos judíos, que no están de acuerdo con ciertas disposiciones de la doctrina de la doctrina del judaísmo, crearon sus propias escuelas religiosas y filosóficas. Al principio, la palabra "fariseo", que literalmente significa "separado", era un apodo ofensivo. Pero con el tiempo, comenzó a pronunciarse con respeto. Los fariseos vieron el camino hacia la salvación de su pueblo a través de la veneración de todas las tradiciones, la observancia de los ritos pasados de generación en generación: la "ley oral", en contraste con la ley escrita en la Torá.
En la época de Jesucristo, era una secta poderosa, pero el movimiento ya se estaba degenerando: los fariseos se convirtieron en fanáticos y casuistas. Jesús discutió mucho con ellos. Denunció a los fariseos al predicar que ellos mismos no cumplieron, creyendo que eran justos. En el capítulo 12 del Evangelio de Lucas, Jesús compara el fariseísmo con la hipocresía: "Mientras tanto, cuando miles de personas se reunieron, de modo que se amontonaron, comenzó a decir primero a sus discípulos: cuidado con la levadura de los fariseos, que es hipocresía". De hecho, la comprensión moderna del farisaísmo se basa principalmente en estas palabras. Irónicamente, el cristianismo, una vez reprochado a todos los hipócritas, en la Edad Media se convirtió en la religión dominante en Europa y adquirió un carácter fariseo, lo que resultó en el fenómeno de la Reforma, que negó el formalismo, la piedad externa y la hipocresía de los ministros de la Iglesia Católica.
En la actualidad, el fariseísmo es un enfoque moral formal, una cualidad negativa de la personalidad caracterizada por la hipocresía y la hipocresía. Su esencia consiste en la ejecución formal rigurosa, pero no verdadera, pero ostentosa, de las reglas de la moral. En la comprensión farisea, la moralidad se reduce a seguir ciegamente un ritual que ya ha perdido su verdadero trasfondo. El farisaísmo, como la personificación de la moral externa, se opone a la moral interna y a las creencias personales.