La autenticidad (autenticos - griego: "original", "genuino", "real", "principal") se llama conformidad con el original o el original. El texto de la traducción, realizado o aprobado por el autor, es auténtico. Los comentarios sobre la ley dada por su creador se consideran auténticos en la ley. Pero la comprensión más amplia de la categoría de autenticidad se encuentra en la filosofía.
En los trabajos de los psicólogos y psicoterapeutas modernos, la autenticidad se considera como una capacidad integradora de una persona. La tradición de este método se remonta a los trabajos de M. Heidegger y J.P. Sartra C. Rogers, por ejemplo, define la autenticidad como la capacidad de una persona para rechazar los roles sociales propuestos y la manifestación de lo real, exclusivo de esta persona, pensamientos, emociones y comportamiento. En este sentido, la autenticidad se convierte en un componente necesario de la comunicación genuina, en contraste con los habituales "rumores y charlas" (M. Heidegger), entendida como una "perversión del acto de comunicación" y que conduce a una falsa comprensión.
La vaguedad psicológica de los límites de la definición de autenticidad conduce a una extensión terminológica de sinónimos de categoría:
- personalidad completamente funcional (C. Rogers);
- libertad (F. Allport);
- autorrealización (A. Maslow);
- personalidad propia y holística (F. Perls);
- congruencia (J. Grinder).
La definición psicológica más correcta de autenticidad puede reconocerse como una relación completa y holística de todos los procesos psicológicos de una persona que determinan su funcionamiento. Una manifestación de autenticidad se considera la experiencia de una experiencia individual que no está distorsionada por los mecanismos de protección social, la participación en lo que está sucediendo y la manifestación directa de sus emociones.
La coherencia de los pensamientos y las acciones con las emociones en la psicología moderna generalmente se llama congruencia o coherencia. Por lo tanto, la persona auténtica es congruente.
La terapia gestáltica implica una conciencia de la relatividad de los mecanismos sociales y los patrones de comportamiento antes de lograr la autenticidad o la individualidad, lo que lleva a la afirmación del propio valor y la necesidad de manifestar cualquier emoción. Al mismo tiempo, esto no exime a una persona de aceptar la responsabilidad de la autenticidad del comportamiento social.